Es el proceso mediante el cual pasamos del estado sólido al gaseoso sin pasar por el estado líquido. Esto se obtiene mediante calor y presión.

La tinta, que al comenzar el proceso se encuentra en estado sólido en el papel, es sometida a temperaturas superiores a los 180 grados centígrados, convirtiéndola en gas. En ese momento, por efecto de la temperatura, la estructura del poliéster se expande y permite el ingreso de la tinta a través de él, ubicándose en el fondo de la carcasa sublimable. El proceso termina al enfriarse el polímero, cerrando su estructura, y la tinta vuelve al estado solido ocurriendo el proceso inverso a la sublimación inicial.

De esta manera, la tinta queda solidificada dentro de la capa de poliéster, brindándole la resistencia a la intemperie y al lavado, que diferencia a la sublimación de otras técnicas de transferencia de imágenes. Este sistema permite obtener una extraordinaria nitidez, resolución, colorido, permanencia y calidad.